«Mucha gente pequeña haciendo cosas pequeñas puede cambiar el mundo»: la frase del escritor Eduardo Galeano es la definición perfecta del impacto que puede tener el reciclaje sobre el planeta, por eso mismo se celebra el Día del Reciclaje.
En los últimos años, muchas personas reutilizando productos para alargar su vida útil y, separando cada día los envases de plástico, briks oenvases de metal, de los de cartón y papel y de los de vidrio, en su hogar o en su trabajo, han logrado un cambio de modelo que hace algunas décadas podría parecer insólito.
Cada año los seres humanos producimos más de 2.000 toneladas de residuos sólidos que en ocasiones terminan depositados en vertederos o, incluso, llegan a invadir espacios naturales y alteran las dinámicas naturales de los ecosistemas. Según Eurostat, en 2020 cada persona de la UE generó un promedio de unos 505 kilos de basura municipal, 38 kilos más que en 1995. A menos que se adopten medidas, advierte el Banco Mundial, estos desechos podrían crecer un 70% para 2050. Sin embargo, gracias a la creciente colaboración ciudadana, el porcentaje de residuos reciclados ha ido aumentando y no solo está logrando evitar que unos 700 millones de toneladas de CO2 entren a la atmósfera, sino también recuperar materiales que, en lugar de ser almacenados, vuelven a cobrar sentido y utilidad a través de nuevas vidas.
En los últimos años, las instituciones han logrado grandes avances hacia la economía verde. Actualmente, la Unión Europea está legislando para eliminar los plásticos de un solo uso o utilizar plástico reciclado en los embalajes, además de medidas regulatorias como el derecho a reparar o la implantación del cargador universal para móvil. Pero el progreso también se ha visto en la legislación nacional. Desde el año pasado, la normativa española hace mención explícita a la economía circular y siguiendo las directivas europeas ha aprobado nuevas leyes para reducir al mínimo los efectos negativos de la generación y la gestión deresiduos en la salud humana y el medio ambiente. También se han aprobado textos para fomentar la venta a granel, la venta de frutas y verduras frescas sin envase plástico y el uso de envases reciclables o reutilizables. Pero uno de los mayores avances reside en la incorporación de nuevos tipos de residuos, como los orgánicos o los textiles, al círculo del reciclaje. Un proceso que nos acerca cada vez más (y más rápido) a un futuro en el que todo residuo tenga la oportunidad de explorar nuevas e incluso infinitas vidas.