“El cambio climático está sobre nosotros y la humanidad está lejos de estar preparada”. Esta fue la advertencia lanzada por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) el pasado mes de febrero en un informe que señalaba los drásticos cambios a los que se verá sometida la humanidad si el calentamiento global continua. ¿Qué nos deparan las sorpresas del clima?
La realidad es que no hace falta mirar a un futuro relativamente lejano. Nuestro país ha vivido estas semanas una acusada sequía, detrás de la cual, según los expertos, podría estar la Niña, un fenómeno natural que propicia un enfriamiento anómalo del Pacífico oriental cercano a la costa sudamericana. Según los últimos datos del Centro de Predicción del Clima de la NOAA, la agencia meteorológica de Estados Unidos, hay una probabilidad del 77% de que las condiciones de La Niña en el hemisferio norte puedan persistir durante los meses de marzo-mayo 2022.
Impactante sorpresa fue también el episodio de calima sahariana procedente del norte de África que cubrió con una capa de polvo rojo la península ibérica y las Baleares. Es cierto que resulta un fenómeno molesto, ya que aparte de reducir la visibilidad tiene efectos negativos sobre la salud, al empeorar la calidad del aire que respiramos, pero la calima tiene también efectos positivos sobre el medio ambiente. Está formada por compuestos químicos naturales (cuarzo, arcilla, carbonato cálcico, feldespatos, óxidos de hierro, fosfato, óxido de titanio y, a veces, sal procedente de lagos interiores africanos) que sirven de fertilizantes para el campo, ya que nutren el suelo, generan crecimientos masivos de plancton en el mar (que servirá de comida para los peces favoreciendo los ecosistemas marinos) y además la capa de polvo protege de la radiación solar.