«Mejor ciudad, mejor vida. Adaptar las ciudades para la resiliencia climática». Es el lema con el que la ONU celebrará este año el Día Mundial de la Ciudades, el próximo 31 de octubre. Pero, ¿qué es exactamente una ciudad resiliente? Preguntado por ello, Carlos Mataix, director del Centro de Innovación en Tecnologías para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid nos explica que «es la capacidad que tiene una urbe y su comunidad para resistir ante conmociones o sucesos extremos que ponen a prueba sus esquemas y estructuras. Cuanto mayor capacidad de adaptación, más fácil le resultará volver a la situación previa a la catástrofe o adversidad. Podríamos hablar de antifragilidad cuando, después del desastre, la ciudad ha sido capaz de mejorar alguno de sus aspectos, pero aún estamos muy lejos de ello».
Se espera que en 2050 siete de cada diez personas en el mundo residan en ciudades, buena parte en megalópolis con más de diez millones de ciudadanos. Unas cifras que representan un desafío, sobre todo para los más pequeños. No es casual que la mayoría de los planes de actuación, análisis y recomendaciones internacionales a propósito de la sostenibilidad de los espacios urbanos los tengan en cuenta.