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Celebrando 250 años del Museo Nacional de Ciencias Naturales

Museo Nacional de Ciencias Naturales

El Museo Nacional de Ciencias Naturales, un espacio fundado el 17 de octubre de 1771, cumple dos siglos y medio de historia dedicados a la divulgación científica. Te narramos su historia y sus momentos más relevantes y te invitamos a sumarte a una celebración que representa una ocasión ideal para llevar, de una manera diferente, la ciencia al alumnado y acercarle a este espacio único.

Corría el siglo XVII cuando el médico naturista Johannes le Francq van Berkhey se vio en serios apuros: su sueño de coleccionar y catalogar las especies conocidas del reino animal –por las que lo dejó absolutamente todo– se desmoronó por falta de financiación. No le quedaba una moneda en el bolsillo para esta aventura, así que, lleno de pena, decidió subastarlo públicamente al mejor postor, que resultó ser nada más y nada menos que el rey Carlos III, quien en ese momento buscaba material para abrir el recién nacido Real Gabinete de Historia Natural, uno de los múltiples proyectos de divulgación y cultura que el monarca quiso apoyar en España con el objetivo de conseguir una sociedad más instruida e interesada por lo que le rodeaba.

En la actualidad, son cientos de miles de personas las que se deleitan con las más de 4.000 ilustraciones a acuarela de este y otros autores cuando cruzan las puertas del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, reconocido como uno de los institutos de investigación científica más importantes del país en el ámbito de las ciencias naturales (y también uno de los museos más antiguos del mundo). A estas obras las acompañan más de 10 millones de especímenes, una enorme colección –la más importante de España– a tamaño real que da fe de la riqueza de la biodiversidad de nuestro planeta.

Dos siglos y medio de actividad poniendo la ciencia al alcance de los ciudadanos y ciudadanas

Este año, el Museo Nacional de Ciencias Naturales cumple dos siglos y medio de actividad poniendo la ciencia al alcance de los ciudadanos y ciudadanas. Porque la institución ideada por Carlos III no solo es un museo al uso: perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), está igualmente involucrada en medio centenar de proyectos de investigación nacionales e internacionales y forma parte de varias iniciativas europeas científicas. Una unión entre ocio y ciencia que alimenta a las mentes más curiosas, desde los más pequeños hasta los científicos y científicas internacionales que recurren a ella para inspirarse en sus trabajos.

Antes de todo esto, el Museo Nacional de Ciencias Naturales recibía un nombre que, podría decirse, lo define a la perfección: ‘gabinete de maravillas’. Ese era el término que se utilizaba para hablar de los espacios en los que los nobles y eruditos de los siglos XVI-XVIII coleccionaban objetos exóticos de todos los rincones del mundo para sorprender a cualquiera que visitara su hogar. Cuantas más colecciones, mejor. Así, durante la Ilustración, una época de grandes expediciones que dieron a conocer la gran variedad de las especies que habitan nuestro planeta, comenzaron a abrirse al público en general con el objetivo de promover la educación en la naturaleza. En el caso del que nos concierne, la primera colección llegó de la mano de Pedro Dávila, un noble que se convirtió en el primer director general del museo tras dar vida a sus paredes con elementos de mineralogía, corales, esponjas, grabados e instrumentos científicos compilados durante dos décadas. Sin él, el museo hubiera acabado desapareciendo.

El trabajo por la divulgación cobró aún más protagonismo tras la publicación de Paseo por el Gabinete de Historia Natural en Madrid, de Juan Mieg

Fue entrado el siglo XIX cuando comenzó a forjarse la cara más científica de la institución. En parte, como explican desde el propio museo, porque Dávila trabajó incansablemente para incrementar las colecciones «primando el interés científico y buscando ilustrar la naturaleza de la Península Ibérica». En este periodo se incorporó al recinto el Real Jardín Botánico y nacieron las escuelas de Botánica, Zoología, Agricultura, Mineralogía y Física y Química, a las que acudieron cientos de estudiantes. El trabajo por la divulgación cobró aún más protagonismo tras la publicación de Paseo por el Gabinete de Historia Natural en Madrid, de Juan Mieg, catedrático en Palacio, donde de un modo ameno un maestro y su discípulo describían las colecciones del centro.

A pesar de los vaivenes económicos propios del devenir de la historia, el museo nunca ha dejado de esforzarse en divulgar la ciencia entre la población. Incluso mantuvo sus puertas abiertas durante la Guerra Civil. ¿Cómo iba a silenciar el ruido del conflicto todo lo que tiene que contar una biblioteca científica de 4.000 metros lineales de estanterías, 1,7 millones de monografías, 70.000 revistas y mapas y fotografías?

En la actualidad, la organización centra gran parte de su programa en las actividades con los centros educativos, desde primaria a universidades, a través de congresos científicos para escolares –donde los alumnos y alumnas exponen proyectos científicos propios–, formación específica para el profesorado, talleres-laboratorio y visitas del personal a las aulas. Incluso gestiona estancias educativas para los cursos de 4º de la ESO en empresas e instituciones relacionadas con la ciencia a fin de acercarles el mundo laboral.

La Semana de la Ciencia se celebrará del 2 al 14 de noviembre para sumergirnos en los dos siglos y medio de vida de este museo

Como no podía ser de otra manera, en su 250 aniversario, el Museo Nacional de Ciencias Naturales lleva todo este año organizando actividades, exposiciones, concursos, sorteos y visionados de documentales para todo el público. Concretamente, ofrecerá una programación adaptada a todos los públicos durante la Semana de la Ciencia (2-14 de noviembre) para sumergirnos en los dos siglos y medio de vida de este museo que ha fascinado a tantos. Una institución referente que debe acercarse al aula.

En Naturaliza fomentamos que el alumnado se inicie en la actividad científica investigando sobre la gran variedad de especies que habitan nuestro planeta. Para ello te proponemos desarrollar la sesión doble ‘El lugar que habitamos’ dirigida a 6º de Primaria, donde proponemos recabar información sobre diferentes especies de animales y plantas (aguilucho cenizo, nóctulo gigante, ciervo volador, seba fina, etc.) y analizar la influencia de la actividad humana sobre su estado de conservación.

Texto: Cristina Suárez