Entre el 10 y el 20% de los menores de todo el mundo sufren algún problema relacionado con la salud mental. En España, Unicef estimaba en 2017 –último año del que hay datos oficiales registrados– que uno de cada cien niños y niñas necesitaba apoyo psicológico. Y es que el ritmo de vida actual y las exigencias de la sociedad exponen a una presión cada vez mayor a los más pequeños. A esto se le suman situaciones de vulnerabilidad, acoso, abuso de sustancias, pensamientos negativos constantes o incapacidad para enfrentarse a los procesos de duelo. Sin embargo, el psicólogo y pedagogo Javier Urra recuerda que está en la mano de la sociedad el «dejar que los niños sean niños» y en las de los docentes el descifrar lo que les ocurre a los más pequeños para abordarlo –y atajarlo– desde la más temprana edad.
Porque, como asegura, la figura del maestro o la maestra no está en el aula solo para ofrecer información, sino para apoyar a su clase y convertirse en una parte esencial de la red de seguridad de cada estudiante. Por eso, Urra se muestra optimista: «el profesor o la profesora es quien forma, quien prepara para la vida, y esto es algo que la inmensa mayoría de los docentes lo saben hacer». Pero, para el director de la clínica y programa de atención terapéutica especializada en la salud mental infanto-juvenil Recurra-Ginso, la responsabilidad no está solo en el aula, ya que «el colegio es el fonendoscopio de la realidad».
Una realidad que, para la mayoría, transcurre entre asfalto y edificios grises, cada vez más en interiores y con poco verde a su alrededor. Algo que, aunque no siempre seamos conscientes, está muy relacionado con la salud mental, tanto de niños como de adultos. «Un déficit que estamos viendo los psicólogos infantiles es el de naturaleza», asegura Urra. Y nos recuerda que «los niños tienen que ir al campo, notar el olor al verde del césped, de la humedad de la tierra, porque somos animales racionales, con capacidad de reír, de llorar, de imaginar, de tener nostalgia, del expresarse con el lenguaje, de tener ética…». Pero, a fin de cuentas, insiste, somos «animales de naturaleza» y, por lo tanto, como el resto de las especies, necesitamos de ella para estar sanos tanto física como mentalmente.
En la biblioteca de recursos didácticos Naturaliza puedes encontrar recursos en los que el alumnado experimente, de primera mano, las sensaciones y emociones provocadas por el contacto con la naturaleza y descubra la necesidad de generar un vínculo con ella para conseguir su bienestar. Un ejemplo es la salida fuera del aula Mens et corpore sanus, in natura, dirigida al alumnado de 6º de Primaria. En ella comparamos las funciones vitales de nuestro organismo y del planeta, entendido como organismo vivo y los hábitos saludables que favorecen nuestra unión con la naturaleza y la prevención de enfermedades.