Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los pesticidas vivían en Estados Unidos su época gloriosa. Estos agentes químicos sobrevolaban extensas plantaciones para aterrizar suavemente sobre la tierra y acabar con un enemigo muy concreto: las plagas de insectos que destruían cosechas enteras, pestes que hasta entonces impedían alimentar a una población creciente. Era la época del progreso alumbrado por la ciencia, del laboratorio al servicio de la eficiencia. Sin embargo, pocos se preguntaban por la cara oculta del milagro agrícola. Y nada hacía sospechar que Rachel Carson (1907-1964), bióloga marina y funcionaria del Servicio de Pesca y Vida Silvestre estadounidense, sentaría las bases del ecologismo contemporáneo. Era 1962 y aparecía Primavera silenciosa, obra referente del movimiento medioambiental. Su publicación puso en cuestión la relación entre el ser humano y la naturaleza.
Rachel Carson: una mujer pionera en la protección ambiental
Esta científica estadounidense sentó las bases del ecologismo contemporáneo. Su libro Primavera Silenciosa fue clave en la prohibición de algunos pesticidas especialmente nocivos. En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, repasamos el legado de una figura femenina clave en el despertar de la conciencia ambiental.
En 1962 Rachel Carson publicó Primavera silenciosa, obra referente del movimiento ecologista contemporáneo
Una investigación que lo cambió todo
«Polvos y aerosoles ahora se aplican casi universalmente a granjas, jardines, bosques y hogares. Productos químicos no selectivos que tienen el poder de matar a todos los insectos, a los buenos y a los malos, de calmar el canto de los pájaros y el salto de los peces en los arroyos, de cubrir las hojas con una película mortal para luego permanecer en el suelo. Todo esto, aunque el objetivo deseado pueda ser solo unas pocas hierbas o insectos».
Las palabras que escribió Rachel Carson hace casi seis décadas siguen hoy más vigentes que nunca. Y es importante explicarles a nuestros alumnos los peligros que encierra el uso indiscriminado de algunos pesticidas químicos –aunque hoy sean más seguros que entonces– para los equilibrios de los ecosistemas. Rachel Carson se pasó años recopilando datos sobre el impacto de estos, en concreto del dicloro difenil tricloroetano (DDT), en la biodiversidad del planeta. Habló con multitud de científicos que no se creían la versión oficial sobre el carácter inocuo de este y otros productos sintéticos e investigadores que discrepaban de la idea del agente con precisión quirúrgica, es decir, que los pesticidas solo atacaban a lo que tenían que atacar y no afectaban al resto de vida.
Primavera silenciosa documentó el empobrecimiento natural en áreas de uso masivo de pesticidas y, por ende, la destrucción del equilibrio de la naturaleza tan necesario para el buen funcionamiento del planeta. El texto advertía del alto coste medioambiental. Y Rachel Carson puso como ejemplo paradigmático la disminución en la población de ciertos tipos de pájaros. Resumido en el título, su mensaje era claro:
si rociamos la naturaleza con químicos a mansalva, llegará un día en que la primavera será, sin el cantar de las aves, silenciosa. Pero también se silenciarían, como hemos visto en las últimas décadas, el zumbido de las abejas o el parpadeo de las luciérnagas.
Carson es un modelo a seguir por niñas y niños que sientan curiosidad por la ciencia y la protección de medioambiente
Rachel Carson: Pionera y referente
Nacida en Pensilvania en 1907, hoy se le considera una de las grandes pioneras de la lucha ecologista, un modelo a seguir por niñas y niños de todo el mundo que sientan curiosidad por la ciencia y la protección de medioambiente. Durante su vida, y con sus investigaciones, Carson se esforzó por alejarse de las verdades absolutas: más bien, abrió nuevos debates en la sociedad estadounidense. Además, insistió en que su batalla no era contra los pesticidas per se, sino contra su uso indiscriminado y acrítico. Sin embargo, su batalla no fue fácil. Hubo quienes se encargaron de construir una imagen caricaturesca de ella e intentaron, por todos los medios, desacreditarla. Para ello, no dudaron en utilizar todo tipo de argumentos para descalificarla por ser mujer: la acusaron de alarmista e histérica –palabra utilizada para referirse a cualquier mujer que demostrase descontento ante la realidad–, y utilizaron su soltería como arma arrojadiza. Incluso trataron de convencer a la ciudadanía de que su denuncia nos llevaría de vuelta a las cavernas. Pero su trabajo no consistía en echar por tierra el progreso de la época, sino en incluir la sostenibilidad en todos los desarrollos científicos y tecnológicos, medio siglo antes incluso de que ese concepto resonase en las mentes de líderes políticos y económicos de todo el mundo.
Rachel Carson murió en 1964 tras una larga lucha contra el cáncer. No pudo ver en vida la prohibición del DDT –que llegó en 1972–, de la que fue responsable directa. Ni que su investigación culminaría en la creación de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), encargada de velar por el medioambiente en el país desde 1970. Tampoco la cantidad de homenajes –como monumentos o premios con su nombre– que por todo el mundo la reconocen como una de las figuras que más contribuyeron al despegue de la conciencia medioambiental a partir de los años 60.
Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, necesitamos que la brecha de género desaparezca, también en la ciencia.
Necesitamos más referentes como Rachel Carson, no solo por su labor medioambiental, sino también por ser una de las pocas científicas a las que la historia no ha conseguido invisibilizar. Relatos como los de todas las mujeres que, con sus hallazgos y aportaciones, cambiaron la historia y que cada 11 de febrero, en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, homenajeamos. Este año, gracias a la campaña #NoMoreMatildas, esta fecha, además, nos recuerda que la falta de referentes femeninos en ciencia debe dejar de ser una realidad y truncar las aspiraciones profesionales de las niñas. Porque, para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, necesitamos que la brecha de género desaparezca, también en la ciencia.
Texto: Rodrigo Santodomingo
*Si eres profe Naturaliza y quieres conocer más sobre este tema y cómo trabajarlo con tu alumnado, en el proyecto de 2º de primaria de asignaturas troncales “Cambiando Juntos” en la Sesión 1 encontrarás la biografía de Rachel Carson donde te proponemos trabajarlo desde el área de lengua. En la Sesión 4-7 te ayudamos a trabajar propuestas sobre los derechos fundamentales para el cuidado del planeta.