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¿Quiénes son los jóvenes que lideran en el mundo la acción climática?

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El ritmo de producción y consumo actual están agotando los recursos naturales y provocando desequilibrios en los ecosistemas. Está en riesgo la supervivencia de las especies de la Tierra y la nuestra.

Desde el aire cada vez más contaminado que se respira en las ciudades hasta el agua que se agota y que tiene cada vez peor calidad, pasando por el suelo, que va perdiendo su capacidad para producir los alimentos que necesitamos para vivir. Los ecosistemas se degradan a medida que la actividad humana avanza con altos costes ambientales asociados, y la crisis climática, una de las principales preocupaciones de los científicos en estos momentos. En conjunto, el futuro que dibujan los informes del IPCC, los expertos en cambio climático de Naciones Unidas, es muy delicado si no se toman medidas inmediatas hacia la acción climática.

Predicen, por ejemplo, que si el planeta llega a calentarse 2ºC (y ya estamos a medio camino de llegar a este punto) para finales de este siglo las ciudades costeras y Estados insulares como las del Pacífico estarán totalmente sumergidas bajo el agua como consecuencia de la subida del nivel del mar.

Sin embargo, aún queda algo de tiempo para detener el calentamiento y evitar algunos de estos efectos. Concretamente, tenemos once años, según los especialistas. Y los jóvenes tienen claro que es cuestión de voluntad y compromiso de todos, pero, para ello, hay que ponerse manos a la obra para liderar la acción climática.

Los adolescentes  se han movilizado para reclamar acción climática a los gobiernos y sortear las consecuencias de la crisis ecológica

Los jóvenes y su actitud ante la emergencia climática

Por eso, adolescentes y universitarios de todo el mundo se han movilizado para reclamar acción climática contundente a los gobiernos y sortear las peores consecuencias de la crisis ecológica. Y, con ellos, han arrastrado a gran parte de la población. A padres y madres, profesores, la tercera edad… gente de diferentes edades que, creen en la justicia climática, en la responsabilidad con el resto de países que ya están sufriendo los estragos del cambio climático y con las generaciones que heredarán este problema sin haber apenas contribuido a él.

Esto ha hecho que algunos de estos jóvenes sean hoy mundialmente conocidos por su liderazgo al frente de organizaciones y movimientos ecologistas que se esfuerzan a diario por salvar su futuro.

No cabe duda del liderazgo y reconocimiento internacional de la activista sueca Greta Thunberg. A mediados de 2018, inició con apenas 15 años un movimiento estudiantil que se ha esparcido por todo el planeta en cuestión de meses. Fridays for Future (viernes por el futuro) consiste en hacer huelga este día de la semana para reclamar medidas que reduzcan las emisiones de gases invernadero y pongan su atención en luchar contra el cambio climático. El principal mérito del movimiento ha sido llamar a buena parte de la ciudadanía a salir a las calles, lo que ha colocado durante año y medio —y continúa— el foco mediático en la lucha por el clima.

En Bélgica, el movimiento Fridays For Future condujo incluso a un cambio político relevante. En este país, la movilización la encabezó Anuna De Wever, ligeramente mayor que Thunberg. Allí, no obstante, la huelga se hace los jueves. La primera ya fue masiva y concluyó en la dimisión de la entonces ministra de medio ambiente.

El Green New Deal busca lograr una transición ecológica mejorando las condiciones sociales laborales, la sanidad universal y el acceso a la educación

Pero años antes de que estos movimientos vieran la luz, dos jóvenes mujeres ya habían iniciado el Sunrise Movement en Nueva York, EE.UU. Sus nombres son Varshini Prakash y Sara Blazevic. Su organización nació para apoyar la propuesta del Green New Deal en su país, un paquete de medidas con el que se busca lograr una transición ecológica al tiempo que se mejoran las condiciones sociales relacionadas al trabajo, la sanidad universal y el acceso a la educación.

En Uganda, Vanessa Nakate es la activista que inició Fridays for Future. Inspirada en Greta Thunberg, comenzó su protesta en solitario frente al Parlamento de Uganda. Y, tal y como había ocurrido en Estocolmo meses atrás, a Nakate se le unieron poco a poco otras personas concienciadas con su causa. La activista estuvo recientemente en la cumbre del clima en Madrid, en la COP25, donde explicó cómo la inacción política en torno a la cuestión climática está afectando a su país.

Vanessa Nakate en la COP25

Y en Argentina, Chiara Sacchi (17 años), es uno de los 16 miembros de “Niños vs. Cambio Climático”, una plataforma de jóvenes activistas de todo el mundo unidos para pedir a la ONU que exija responsabilidades a Alemania, Argentina, Brasil, Francia y Turquía por su inacción climática.

Entre ellos está también Thunberg, así como Alexandria Villaseñor, otra activista internacionalmente conocida con apenas 14 años, así como figuras menos mediáticas como Litokne Kabua, un chico de 16 años de las Islas Marshall profundamente preocupado por la subida del nivel del mar, que terminará por hundir su hogar en el mar si el ritmo de calentamiento actual persiste durante las siguientes décadas.

Hay activistas que sólo han necesitado 9 años de vida para darse cuenta de la falta de responsabilidad que pone en riesgo el derecho de las generaciones venideras de vivir en un planeta limpio y sano, libre de guerras por los recursos naturales y de migraciones masivas fruto de estos conflictos. Es el caso de Sofía Molina, una niña de Potosí (Bolivia) que ya ha fundado una organización medioambiental.

En Bali, Isabel Wijsen, de 17 años, y su hermana Melati, de 18, consiguieron acabar con las bolsas de plástico después de años al mando de su ONG Bye Bye Plastic Bags.

Todos los jóvenes aquí listados son las figuras conocidas por iniciar movimientos juveniles que se han vuelto masivos, también apoyados por las redes sociales y en los que millones de jóvenes de decenas de países han participado. Por tanto, aunque tienen el mérito de poner la primera piedra, continuamente insisten, como en el caso de Greta, en que es el conjunto de todos ellos lo que ha logrado alzar la voz de sus demandas y en que, por tanto, el mérito de los primeros, cuartos o últimos seguidores ha de ser reconocido igualmente como parte del activismo climático que, esperan, tenga un efecto directo sobre la política climática internacional.

Texto: ICS Comunicación