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Cómo cuidar nuestras playas reciclando

cuidar nuestras playas

Aunque problemas como el vertido de pellets escapan a nuestras acciones diarias, lo cierto es que podemos mejorar la salud de los ecosistemas y sumar nuestro grano de arena a través del fomento de las 7 erres: el 80% de los residuos que acaban en el mar tienen su origen en tierra.

Con el comienzo del año, las playas coparon gran parte de los informativos, y no precisamente por un buen motivo: miles de pequeñas piezas de plástico, denominadas pellets, llegaron a nuestras costas. Estas piezas que se usan como materia prima para elaborar productos de plástico, cayeron en contenedores y se dispersaron en el mar. Un accidente que desató la alarma por su importante impacto ambiental en los arenales de las costas de Galicia, Cantabria, Asturias y País Vasco. Equipos de ecologistas y grupos de trabajo promovidos y coordinados por las administraciones llevan desde entonces acudiendo incansablemente a limpiar playas. Pero, ¿por qué se ha puesto tanta atención sobre este tema? ¿Cómo pueden afectar los pellets u otros residuos a los ecosistemas costeros y marinos? ¿Qué podemos hacer para evitarlo?

El desafío de la contaminación plástica en las playas

Este suceso ha llamado especialmente la atención por la cantidad de microplásticos vertidos –26 toneladas– pero, en especial, por la dispersión tan grande de estas pequeñas bolas, que se pierden entre las olas y se mezclan con la arena, lo que dificulta mucho su recogida. De hecho, se estima que el problema tardará varios años en resolverse. Y es que, más allá de la contaminación visual que podamos percibir los humanos, lo cierto es que estas pequeñas piezas pueden afectar gravemente a la salud de los ecosistemas: por ejemplo, las aves o los peces se las comen al confundirlas con alimento, lo que les provoca una falsa sensación de saciedad y les hace enfermar por sus componentes químicos. Estos plásticos ingeridos pueden recorrer la cadena trófica, incluso, hasta los humanos, pudiendo afectar también a nuestra salud. Además, la presencia de plásticos puede alterar la distribución de especies y el equilibrio de los ecosistemas marinos y costeros.

Pese a lo insólito del problema de los pellets, lo cierto es que todos los días llega basura a las costas. Estos residuos náufragos pueden abrumar a quien preste un poco de atención al pasear por las playas, pero apenas representan el 1% de todos los que hay en el mar. Pero, ¿de dónde sale todo este material?

El papel crucial del reciclaje en la protección de las costas

Frente al problema de los pellets, que sí cayeron directamente al mar, la inmensa mayoría de la basura marina procede de la tierra. terminan, en muchas ocasiones, en el mar. Un entorno en el que resulta especialmente complicado recuperar los residuos y que, además, cuenta con muchos ecosistemas tan sensibles como esenciales, como los ecosistemas de las Islas paradisiacas de España

Aunque veamos una bolsa en lo alto de una montaña o rodando en el centro de la ciudad, la acción del viento y la lluvia puede guiarlos hasta ríos o, por ejemplo, hasta el sistema de alcantarillado. Una vez allí, a no ser que se extraigan, su destino final será el mar, por muy lejos que nos encontremos de la costa. Por tanto, la mejor fórmula para prevenir este problema parece sencilla: aplicar correctamente ra reducir la generación de residuos, fomentar la reutilización y el reciclaje de estos materiales y su correcta gestión para evitar que lleguen a los ecosistemas.

Las aves o los peces pueden ingerir residuos al confundirlos con alimento, lo que les provoca una falsa sensación de saciedad y les hace enfermar por sus componentes químicos

Cómo cada persona puede contribuir a proteger las playas

En lo que respecta a los pellets vertidos, el hecho de que nos encontremos ante un probable delito ambiental y los rigurosos requerimientos que se precisan para retirar estos plásticos sin perjudicar a los ecosistemas (por ejemplo, no se pueden reciclar como el plástico de uso diario) complican la participación ciudadana directa. En cambio, la coordinación de las administraciones públicas con el SEPRONA (Servicio de Protección de la Naturaleza) o plataformas como Proyecto LIBERA ayudan a preservarlos espacios naturales y esclarecer responsabilidades, sino también para evitar que, pese a la buena intención, la acción masiva termine por perjudicar entornos clave como las dunas o marismas.

Sin embargo, sí podemos actuar para evitar la presencia de otros residuos en las playas, y la mejor forma para prevenir que la basura llegue a la naturaleza es a través de la concienciación y reducción de la generación de residuos y también a través del reciclaje. En este sentido, contar en clase con contenedores bien diferenciados con ilustraciones que indiquen dónde se debe depositar cada tipo de residuo, ayudará al alumnado a crear un hábito sostenible que, incluso sin darse cuenta, terminarán trasladando a sus hogares. Pero, si los residuos ya están en entornos naturales ¿cómo podemos ayudar al ecosistema?

Aplicar las 7 erres para reducir la generación de residuos, fomentar la reutilización y el reciclaje de estos materiales puede evitar que estos residuos lleguen a los ecosistemas.

Si vivimos cerca, quizás podamos acercarnos a las playas con el alumnado Si no lo estamos, ¿podemos hacer algo en nuestro día a día para evitar el asedio de la basuraleza? Por supuesto que sí. Solo necesitamos un poco de tiempo y ganas de aprender y de ayudar a preservar el medio ambiente para evitar que continúe su deterioro. Por ejemplo, a través de sus campañas 1m², el Proyecto LIBERA facilita la recogida ciudadana de basuraleza en entornos fluviales, terrestres y marinos siguiendo, además, una metodología científica. Con esto, desde los colegios también se pueden implementar diferentes acciones y actividades:

  • Organiza una jornada de limpieza y reciclaje: Para recuperar los ecosistemas costeros, lo ideal es acudir a las playas para organizar jornadas de recogida. Sin embargo, si existe algún campo, río o zona natural cercana no solo estaremos evitando que la basura llegue al mar, sino que estaremos también protegiendo ese entorno de interior. Las excursiones de recogida de basura, además, son muy buenas excusas para trabajar, junto a la conciencia ambiental, la convivencia y trabajo en equipo entre el alumnado. Y una vez recabados los residuos, se puede preparar un pequeño taller de reciclaje. ¿A qué cubo iría cada material?
  • Elaborar un gran mural de deshechos: Es evidente que el factor visual y el arte tienen un gran impacto en la generación de conciencia, como demuestran las acciones de colectivos como Basurama. ¿Por qué no colocar parte de la basura en un enorme mural? Puede ser una forma de atraer la atención y de tener presente el problema del exceso de basura y las malas prácticas de reciclaje.
  • Personalizar camisetas con materiales reciclados: se puede alargar la vida de las prendas que no sirven o están algo deterioradas pueden tunearse con elementos reciclados para crear mensajes positivos que ayuden a fomentar la importancia del reciclaje y a expandir la conciencia más allá de las paredes del aula.

En este sentido, la creatividad es siempre la mejor aliada para lograr que el alumnado desarrolle su sensibilidad medioambiental. También el contacto directo con elementos naturales como árboles, animales o fuentes de agua permitirá estrechar el vínculo infantil con la salud de los ecosistemas y les ayudará a entender los entornos naturales no como un espacio ajeno, sino como una extensión de su hogar.

Texto: Esmeralda R. Vaquero
Ilustración: Nicolás Aznárez