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Christiana Figueres, la costarricense que usó la diplomacia como arma contra el cambio climático

Tras la celebración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), es fundamental recordar a las figuras que han luchado para dar significado a este evento global que nos invita a unirnos por una causa común: el cuidado de nuestro planeta.

La capacidad de escuchar, negociar y encontrar puntos en común no solo define el éxito de cumbres internacionales como la COP29, celebrada recientemente en Bakú (Azerbaiyán), sino que también es esencial para construir un futuro sostenible. Detrás de los grandes acuerdos ambientales hay líderes que entienden que la cooperación es el único camino posible. Entre los grandes nombres que han dejado huella en la política climática internacional, destaca Christiana Figueres, una figura que supo utilizar la diplomacia como herramienta clave en la lucha contra el cambio climático.

Nacida en 1956 en San José, Costa Rica, Christiana Figueres creció en una familia que respiraba política y servicio público. Su padre, José Figueres Ferrer, conocido como Don Pepe, fue una figura icónica de la política costarricense. Con estudios en Antropología y Economía, Christiana comenzó su carrera profesional enfocada en el desarrollo sostenible y la cooperación internacional. En la década de 1990, ya estaba inmersa en la esfera de las negociaciones climáticas como secretaria ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), siendo miembro del equipo negociador de Costa Rica y del Protocolo de Kioto desde 1995, con dedicación exclusiva en lo referente al cambio climático. Además, fue elegida vicepresidenta de la Convención Marco 2008-2009 en representación de América Latina y el Caribe, representando a la región en la Junta Directiva del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) en 2007.
Entre 2010 y 2016, fue una pieza clave en la negociación del histórico Acuerdo de París de 2015. Este contó con la participación de 195 países y estableció objetivos ambiciosos para limitar el aumento de la temperatura global y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Bajo el liderazgo de Figueres, se lograron superar años de tensiones y desacuerdos entre las naciones, consolidando una visión común que prioriza la sostenibilidad y el cuidado del planeta. Esto le valió el reconocimiento de la Gran Medalla de la Ciudad de París en 2015.

Su habilidad para construir puentes entre gobiernos con intereses muy diferentes, y su capacidad para generar consenso en un momento crítico para el planeta, la han convertido en una de las voces más influyentes en la acción climática internacional. Tanto es así, que la revista Time la incluyó entre los 100 líderes más influyentes del mundo y, según BBC Mundo, es una de las cinco mujeres más poderosas en el ámbito científico. Entre sus galardones más destacados se encuentran el Premio Albert Medal de la Royal Society for the Encouragement of Arts, Manufactures and Commerce (RSA), el Premio Héroe del Planeta de National Geographic y el Premio Guayacán del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica.

Bajo su liderazgo, se lograron superar años de tensiones y desacuerdos entre las naciones, consolidando una visión común que prioriza la sostenibilidad y el cuidado del planeta

La diplomacia climática: un elemento esencial para el medioambiente

El cambio climático es, sin duda, un desafío global que no puede ser abordado por un solo país. La interdependencia entre las naciones es evidente cuando se trata del medioambiente, puesto que lo que ocurre en una región del mundo afecta a otra, ya sea en forma de emisiones de carbono, contaminación del aire o destrucción de ecosistemas. Por ello, las relaciones internacionales juegan un papel crucial en la protección ecológica.

A través de acuerdos y tratados, los gobiernos colaboran para establecer compromisos comunes y crear estándares ambientales globales que puedan proteger ecosistemas compartidos, como los océanos o las selvas tropicales, que requieren la colaboración de varios países para su conservación. También facilitan la respuesta conjunta ante emergencias medioambientales, permitiendo que las naciones compartan recursos y asistencia para enfrentar los desastres naturales. En definitiva, la cooperación internacional es fundamental para enfrentar los problemas medioambientales de manera efectiva y garantizar un futuro sostenible para todos.

El debate como herramienta de aprendizaje

La trayectoria de Christiana Figueres pone de manifiesto la importancia y la eficacia del diálogo como pilar para lograr acuerdos globales que enfrenten la crisis climática. Su capacidad para crear consensos internacionales demuestra que la negociación y la cooperación pueden superar incluso las diferencias más profundas.

En el aula, el debate es una herramienta igualmente poderosa, ya que permite a los alumnos desarrollar habilidades críticas como la argumentación, la escucha activa y la resolución de conflictos. A través de este, los estudiantes aprenden a articular sus propias ideas de manera clara y efectiva. Esta actividad busca replicar ese espíritu de cooperación y reflexión que ha sido clave en la labor de Figueres.

 

Figueres fue una pieza clave en la negociación del histórico Acuerdo de París de 2015

Desarrollo de la actividad

  1. División de grupos: Los estudiantes se dividirán en equipos de 4 a 5 personas. Cada equipo representará una mesa de negociación similar a la que formarían diplomáticos en una cumbre internacional.
  2. Planteamiento del tema: Se les presentarán diecisiete aspectos que coinciden con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Estos ODS abarcan temas tan diversos como la erradicación de la pobreza, la acción climática, la igualdad de género y la educación de calidad, entre otros.
  3. El desafío: Los estudiantes deberán debatir y tomar una decisión conjunta sobre tres ODS prioritarios que querrían solucionar de manera inmediata. El reto está en que solo pueden elegir tres de los diecisiete, por lo que deberán justificar y argumentar bien sus decisiones, poniendo en práctica sus habilidades de negociación y resolución de conflictos.
  4. Justificación: Al igual que en una mesa de diplomáticos, cada equipo deberá exponer ante el resto de la clase cuáles son los tres ODS que han decidido priorizar y justificar por qué creen que esas metas son más urgentes. Será fundamental que expliquen los acuerdos a los que han llegado, así como las posibles dificultades que encontraron durante el proceso de negociación.
  5. Reflexión final: Al finalizar, se hará una reflexión grupal sobre el proceso de toma de decisiones mediante el debate, destacando las concesiones que hicieron y cómo las decisiones colectivas pueden reflejar tanto los intereses como las limitaciones de las diferentes partes implicadas.

Actividades como esta permitirán a los más pequeños conocer la importancia del diálogo y la asertividad en las relaciones internacionales. Además, serán conscientes de la relevancia de los dirigentes ambientales y podrán explorar y desarrollar cualidades como la paciencia, la adaptabilidad y la resiliencia, tan necesarias para liderar el cambio.

 

Texto: Rafael Hernández
Ilustración: Nicolás Aznárez