Con el comienzo del año, las playas coparon gran parte de los informativos, y no precisamente por un buen motivo: miles de pequeñas piezas de plástico, denominadas pellets, llegaron a nuestras costas. Estas piezas que se usan como materia prima para elaborar productos de plástico, cayeron en contenedores y se dispersaron en el mar. Un accidente que desató la alarma por su importante impacto ambiental en los arenales de las costas de Galicia, Cantabria, Asturias y País Vasco. Equipos de ecologistas y grupos de trabajo promovidos y coordinados por las administraciones llevan desde entonces acudiendo incansablemente a limpiar playas. Pero, ¿por qué se ha puesto tanta atención sobre este tema? ¿Cómo pueden afectar los pellets u otros residuos a los ecosistemas costeros y marinos? ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
El desafío de la contaminación plástica en las playas
Este suceso ha llamado especialmente la atención por la cantidad de microplásticos vertidos –26 toneladas– pero, en especial, por la dispersión tan grande de estas pequeñas bolas, que se pierden entre las olas y se mezclan con la arena, lo que dificulta mucho su recogida. De hecho, se estima que el problema tardará varios años en resolverse. Y es que, más allá de la contaminación visual que podamos percibir los humanos, lo cierto es que estas pequeñas piezas pueden afectar gravemente a la salud de los ecosistemas: por ejemplo, las aves o los peces se las comen al confundirlas con alimento, lo que les provoca una falsa sensación de saciedad y les hace enfermar por sus componentes químicos. Estos plásticos ingeridos pueden recorrer la cadena trófica, incluso, hasta los humanos, pudiendo afectar también a nuestra salud. Además, la presencia de plásticos puede alterar la distribución de especies y el equilibrio de los ecosistemas marinos y costeros.
Pese a lo insólito del problema de los pellets, lo cierto es que todos los días llega basura a las costas. Estos residuos náufragos pueden abrumar a quien preste un poco de atención al pasear por las playas, pero apenas representan el 1% de todos los que hay en el mar. Pero, ¿de dónde sale todo este material?
El papel crucial del reciclaje en la protección de las costas
Frente al problema de los pellets, que sí cayeron directamente al mar, la inmensa mayoría de la basura marina procede de la tierra. terminan, en muchas ocasiones, en el mar. Un entorno en el que resulta especialmente complicado recuperar los residuos y que, además, cuenta con muchos ecosistemas tan sensibles como esenciales, como los ecosistemas de las Islas paradisiacas de España
Aunque veamos una bolsa en lo alto de una montaña o rodando en el centro de la ciudad, la acción del viento y la lluvia puede guiarlos hasta ríos o, por ejemplo, hasta el sistema de alcantarillado. Una vez allí, a no ser que se extraigan, su destino final será el mar, por muy lejos que nos encontremos de la costa. Por tanto, la mejor fórmula para prevenir este problema parece sencilla: aplicar correctamente ra reducir la generación de residuos, fomentar la reutilización y el reciclaje de estos materiales y su correcta gestión para evitar que lleguen a los ecosistemas.