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«Los centros educativos son fundamentales para el arraigo en el mundo rural» Juan José Manzano, cofundador y responsable de Comunicación y Alianzas de AlmaNatura

AlmaNatura

Juan José Manzano, cofundador de la plataforma AlmaNatura, desde donde trabaja para regenerar e impulsar las oportunidades en los pueblos, explica la relación entre medio ambiente y entornos rurales y cómo estos pueden potenciar y reforzar aspectos esenciales del aprendizaje.

Si es cierto que sólo se puede amar lo que se conoce, el profesorado tiene por delante el enorme reto de acercar la naturaleza a sus estudiantes. Un desafío que afecta tanto a docentes de entornos urbanos como de regiones rurales. Así lo sostiene Juan José Manzano, cofundador y responsable de Comunicación y Alianzas de AlmaNatura, una iniciativa creada en 1997 por un grupo de jóvenes que se cansaron de escuchar que el mundo rural carecía de futuro. Hoy trabajan por crear oportunidades y fomentar el arraigo en el mundo rural equilibrando el beneficio económico con el propósito social.

El problema de la demografía rural ha saltado a la opinión pública hace relativamente poco tiempo, especialmente con la publicación en 2016 del libro La España vacía, de Sergio del Molino. Sin embargo, usted ya detectó este desafío hace más de 25 años. ¿Puede explicar cómo surgió AlmaNatura?

AlmaNatura surge básicamente como la necesidad de un grupo de jóvenes de entre 18 y 19 años que se ven empujados a marcharse a una ciudad para encontrar empleo después de haber terminado o estar terminando unos estudios y ver que no hay ninguna oportunidad en su municipio. Nosotros veíamos claramente cómo los jóvenes no solo no hacían relevo generacional, sino que se marchaban cuanto antes en una especie de profecía autocumplida. Cuando tus padres te dicen: «aquí no te quedes, porque vas a penar mucho»; y tus profesores te dicen lo mismo, al final el joven se marcha.

Preocupados por esta situación, comenzamos como una pequeña asociación local en el pueblo de Arroyomolinos de León, en Huelva, que luego empezó a trabajar en municipios de todo el parque natural donde nos ubicamos. Después se constituyó una empresa, que actualmente está compuesta por una sociedad limitada y por una fundación que trabaja para mejorar el arraigo y mejorar las condiciones y calidad de vida en los entornos rurales.

¿Ha cambiado la mirada hacia el mundo rural desde entonces hasta hoy?

Sin duda. Recuerdo conversaciones con los alcaldes a principios del año 2000 que me decían: «¿quieres ser autónomo y además estar en un pueblo de menos de 1.000 habitantes? Tu vida no va a ir bien». Imagínate luchando contracorriente en aquellos años… durísimo: te planteabas si verdaderamente lo que estabas haciendo era una auténtica locura. Hoy la mirada es totalmente diferente. Se habla de reto demográfico y en casi todas partes se ha producido una revalorización del modo de vida en el ámbito rural. Desde la pandemia, además, se revalorizó indudablemente el metro cuadrado de tierra, y todo ha cambiado con respecto a aquellos años.

Sin embargo, el relevo generacional no se produce, nuestros jóvenes no se quedan y muchos negocios y explotaciones agrícolas se cierran. Eso significa que en las próximas décadas, si no hay un cambio de paradigma real, muchos pueblos van a desaparecer. Desde AlmaNatura estamos dedicando nuestras vidas a cambiar este paradigma a través de un modelo coherente que demuestra no solo que se puede vivir, sino que se puede desarrollar una vida totalmente digna desde un pequeño pueblo.

¿Qué papel desempeñan centros como las escuelas a la hora de fijar población en el territorio?

Muy, muy importante, entre otras cosas porque los centros son los transmisores del arraigo o del no arraigo. Es decir, si el profesorado no entiende la importancia de arraigar a nuestras nuevas generaciones, pues evidentemente el desarraigo se va a producir de forma paulatina y automática. Necesitamos profesores absolutamente concienciados con las oportunidades del mundo rural, y para ello necesitamos sensibilizar y dotar de herramientas a todos estos profesores.

El problema es que, por ejemplo, en colegios como en el que yo estoy, el 75% cambia cada año. Eso significa que primero, empezando por ellos, no existe ningún tipo de vinculación y arraigo al pueblo. Nuestra fundación hace una bienvenida junto con la dirección del centro precisamente para contarles que no es el infierno que te haya tocado venir a trabajar a un pueblo como este, sino al contrario. Tienes una oportunidad grandísima para reconectar con algo que probablemente has perdido por vivir en una ciudad. Por lo tanto, los centros educativos son fundamentales para el arraigo, la apertura de la vida y para la conexión con este tipo de mundo que, por desgracia, se nos muere.

«Necesitamos profesores absolutamente concienciados con las oportunidades del mundo rural y para ello necesitamos sensibilizarlos y dotarlos de herramientas»

¿Cómo se integra la educación en AlmaNatura?

Nosotros trabajamos con ciclos formativos de Formación Profesional, que es clave justamente en el relevo generacional. Porque muchos de esos chicos y chicas no se han ido a la universidad, lo que significa que son la última oportunidad para provocar el arraigo necesario y que acaben encontrando un empleo relacionado con su formación. Nosotros estamos totalmente involucrados, porque la educación es clave para un relevo generacional natural. Sin esos jóvenes y sin esas profesiones arraigadas al terreno, probablemente muchos se marcharían a la ciudad a hacer una carrera o un máster y, cuando se diesen cuenta, casi les sería imposible volver al pueblo.

¿Cómo influye el contacto con la naturaleza en el aprendizaje de los niños?

Es súper importante. Desde los modelos de biomímesis hasta el contacto con animales, se genera aprendizaje que no está en los libros, sino en el interactuar directamente con el medio natural. La naturaleza provoca un aprendizaje significativo, ese que se nos queda para siempre.

Yo creo que es muchísimo más rico estar en contacto con la naturaleza de la que formamos parte como seres humanos que con lo que vemos en una pantalla o en un libro. Escuelas como las Green School en India saben de la importancia de todo esto y muchos padres y madres que pueden permitírselo mandan a sus hijos a este tipo de colegios. La pena es que hay muchísimos colegios rurales públicos que están totalmente cercanos a la naturaleza y hay padres que, a lo mejor, no lo valoran  o que infravaloran el trabajo del profesorado porque les parece que no les va a ofrecer las mismas oportunidades a sus hijos que en la ciudad. Es un gravísimo error que deberíamos corregir.

«La naturaleza provoca un aprendizaje significativo, ese que se nos queda para siempre»

Si fuese profesor, ¿cómo acercaría la realidad del mundo rural a los estudiantes urbanos?

Sobre todo a través de lo que yo llamo «inmersiones en islas». Esto es, desplazándonos a estas zonas rurales para vivir experiencias inmersivas lo más genuinas y auténticas posibles junto con otro grupo de iguales. No experiencias recreadas en una granja escuela, que está genial, o algo tipo zoo, sino inmersiones absolutamente auténticas en contacto directo con la población local: desde la alimentación hasta las conversaciones sin televisión o los momentos de charla al fresco en verano. O sea, todos esos valores que el mundo real te ofrece y que me parecen absolutamente imprescindibles para un aprendizaje significativo.

Cada vez se habla más de las identidades rurbanas que persiguen la hibridación entre las formas de vivir y entender el entorno de los pueblos y las ciudades. ¿Qué podrían aprender o imitar los colegios y profesores de uno y otro mundo?  

Me parece un término un poco raro, pero muy interesante por la necesidad de ruralizar lo urbano y de urbanizar lo rural, trayéndonos todo lo bueno de la ciudad también al pueblo.  Me parece que esa hibridación es la clave para los próximos años. Necesitamos que muchos de los modelos de negocio que se desarrollan en la ciudad se puedan desarrollar en zonas rurales gracias a internet, permitiendo así la subsistencia y la subida de sueldos. Me parece imprescindible esa mezcla de lo mejor de cada mundo para llevarlo a buen puerto.

Por tanto, yo creo que el profesorado de lo urbano debe entender la necesidad de la experimentación directa. Necesitamos hacer más verdes nuestros colegios urbanos y que los docentes del mundo rural entiendan las multicapas que existen en el mundo en este momento, con la inteligencia artificial, el internet de las cosas y todo lo que tiene que ver con ampliar el mapa y no ver solo lo que tenemos detrás de la ventana. Esa conexión se hace absolutamente imprescindible para entender y luchar por el mundo que viene.

Texto: Eva Jiménez