La biodiversidad marina, que engloba todas las formas de vida animal y vegetal presentes en los mares y océanos del mundo, es tan importante para el desarrollo ambiental, social y económico que la Organización para las Naciones Unidas (ONU) dedica uno de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible –en concreto, el 14– a su cuidado y preservación. De hecho, los mares y océanos –que cubren más del 70% de la superficie de la Tierra– son esenciales incluso para mantener el equilibrio de los ecosistemas en tierra firme: «la lluvia, el agua potable, el clima, los litorales, gran parte de nuestra comida e incluso el oxígeno del aire que respiramos lo proporciona y regula el mar», explican desde Naciones Unidas.
La biodiversidad marina es también clave para el desarrollo y bienestar socioeconómico, ya que muchas familias viven de la pesca o del turismo de quienes se acercan al mar en busca de descanso y belleza. Una relevancia económica que, según las predicciones de la ONU, debería seguir aumentando en los próximos años: se estima que en 2030 habrá unos 40 millones de personas trabajando en oficios directamente relacionados con los océanos.
La biodiversidad marina, en riesgo
Lamentablemente, muchos de los importantes beneficios que nos ofrece la biodiversidad marina corren el riesgo de desaparecer. El Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2023 advierte que la vida bajo las aguas turquesas se encuentra en estado de emergencia por el aumento de la eutrofización, que se refiere al crecimiento de algas y organismos invasores por exceso artificial de nutrientes; la acidificación, provocada por el exceso de CO2 en los mares; la contaminación por plásticos o la sobreexplotación pesquera, que ha supuesto el agotamiento de «más de un tercio de la población de la fauna marína en todo el mundo».
Además, el cambio climático también está afectando a los ecosistemas marinos: de seguir como hasta ahora, más de la mitad de las especies marinas podrían acercarse a la extinción para el año 2100. Y si el calentamiento global sube a 1,5 °C, podría desaparecer entre el 70% y el 90% de los arrecifes de coral.