Hay una estrella que vemos todos los días. Una estrella con la que estamos tan familiarizados que solo nos acordamos de ella cuando nos falta. Por ejemplo, un día de patio con lluvia. Efectivamente, hablamos del Sol. Este astro nos ilumina, permite que la Tierra esté a una temperatura templada y es esencial para todos los seres vivos: desde las plantas, a través de la fotosíntesis, a los humanos, permitiéndonos absorber nutrientes esenciales. Si su energía alimenta a todos los seres vivos del planeta, ¿no podría alimentar también máquinas e incluso ciudades? Esta fue la pregunta que hace casi un siglo se hizo María Telkes.
Llegó a la conclusión de que «el Sol será usado como fuente de energía tarde o temprano… ¿por qué esperar?». Dicho y hecho. María Telkes dedicó toda su vida a investigar cómo podríamos aprovechar la energía solar. Desde que finalizó sus estudios de Física y Química en la Universidad de Budapest –donde nació en 1900– hasta que se jubiló en Estados Unidos.
No te pierdas algunos de los descubrimientos de María Telkes, científica e investigadora, a la que todos llamaban «la reina del Sol».
La primera casa con calefacción solar de María Telkes
Hoy en día casi todos tenemos calefacción en casa. Sin embargo, muchos todavía utilizamos energías contaminantes como el gas. En su afán por buscar alternativas más sostenibles y eficientes, Telkes fue la primera en estudiar cómo se podría aprovechar la energía solar para calentar los hogares. Su idea contó con el apoyo de dos mujeres más: la arquitecta Eleanor Raymond y la escultora Amelia Peabody, quien financió el proyecto.
La casa se construyó en Dover, Massachusetts y costó unos 3.000 dólares de entonces –unos 32.000 dólares en la actualidad–. Detrás de las ventanas colocaron unos paneles de vidrio y metal que capturaban el calor del sol. Y en las paredes pusieron recipientes con toneladas de sal de Glauber, un tipo de sal que se derrite con el calor y lo libera cuando llega el frío.