Proteger y mejorar el medio ambiente es cuidar de la salud de nuestro planeta. Es el principal mensaje del Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra el 5 de junio, un día para recordar que el beneficio es mutuo, y que si nosotros cuidamos de la naturaleza, ella cuidará de nosotros y de nuestra salud. Esa es una de esas lecciones que hemos aprendido durante los últimos años. Salir a pasear, por ejemplo, ayuda a concentrarse, mientras que estar a la orilla del mar nos permite relajarnos. En los hábitos de vida saludable, la naturaleza cuenta siempre con un papel protagonista, pero lo cierto es que sus beneficios van mucho más allá. De hecho, introducir la naturaleza en la escuela permite mejorar el rendimiento de niñas y niños. Sin duda, quien más se beneficia de esta experiencia es el alumnado con Necesidades Educativas Especiales (NEE).
Para el alumnado con NEE, la naturaleza mejora notablemente la visión que tienen de ellos mismos, así como su relación con los demás. Diferentes experiencias han demostrado que la educación al aire libre mejora sus habilidades sociales –en la naturaleza, niños y niñas trabajan como iguales y las capacidades de cada uno sobresalen– y aumenta su motivación. De este modo, todos se sienten incluidos, lo que permite trabajar la importancia de la diversidad, comprendiendo de este modo que no se debe dejar a nadie atrás.