Con más de 87 libros y 2.000 artículos a sus espaldas, desde su hogar, situado en los bosques de la comarca de Las Villuercas (Cáceres) y alejado de la civilización, Joaquín Araújo no solo ha conseguido plantar a lo largo de su extensa carrera más de 26.500 árboles, sino que ha conseguido que las instituciones españolas siembren un millón y medio más. Hablamos con él con motivo del Día de los Parques Naturales. Araújo, el primer español en recibir el premio Global 500 de las Naciones Unidas, reflexiona sobre la urgencia de proteger los bosques para frenar el cambio climático y la necesidad de recuperar en los niños y las niñas esa «emoción innata por la naturaleza».
Última hora ambiental. Los bosques aún cubren un tercio del mundo, pero desaparecen a una velocidad alarmante. Desde 1990, según Naciones Unidas, el mundo ha perdido 420 millones de hectáreas de estos territorios naturales. ¿Qué papel juegan los bosques en nuestro bienestar y el del planeta? ¿Por qué han desaparecido tan rápido?
Joaquín Araujo. Mi opinión es bastante subjetiva, ya que yo mismo vivo en un bosque, pero ante este problema existe la suficiente evidencia científica como para demostrarlo. Yo no reparo en halagos: para mí, el bosque es la mejor ocurrencia de la historia de la vida, lo que más favorece a la vida en su conjunto. En otras palabras, es el gran regalo que el propio planeta le ha hecho al ser humano. Siempre defenderé que formar parte del bosque es decisivo: del bosque viene todo lo que nos compone, como el oxígeno y el carbono; somos lo que somos porque un día fuimos bosque.