Vamos a centrarnos en las distintas especies de plantas y animales que comemos. El chocolate, el trigo, el café y los plátanos tienen algo en común: todos ellos son alimentos que están en peligro de extinción. Si no se cambian las cosas y no se respeta más el medioambiente todos podrían desaparecer. Así, tendríamos que decir adiós al plátano de la merienda o al cacao del desayuno.
Algunas cifras señalan que el 75% de las variantes de semillas agrícolas ya han desaparecido, haciendo que los cultivos sean mucho menos diversos y que algunas variedades de alimentos que se comían hace décadas ya no existan. De este modo, desaparecen para siempre sabores y especies, rompiendo el equilibrio de la vida silvestre y marina del planeta. Igual que nosotros ya no podemos conocer plantas y animales que nuestros abuelos sí tenían, quienes vivan décadas después –si no cambian las cosas– podrían perder todavía más materias y recursos naturales.
Varias son las iniciativas que trabajan para potenciar la biodiversidad y para crear una memoria colectiva de la riqueza de la naturaleza y la vida en la tierra. En clase, por ejemplo, se puede explorar el índice de los alimentos incluidos en el llamado Arca del Gusto: un listado de más de 1.500 productos en peligro de desaparición recopilados por el movimiento Slow Food. Su lista de España incluye materias primas llegadas desde diferentes comunidades autónomas, desde la acelga enana de Derio hasta el tomate cuarentena de Valencia.