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Sembrar biodiversidad desde las aulas

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El Día Mundial de la Naturaleza celebramos la cantidad y variedad de seres vivos que pueblan el planeta Tierra. Para que nuestro alumnado comprenda por qué es importante proteger esta biodiversidad, vamos a explicarles cómo afecta a nuestra alimentación y por tanto a nuestra supervivencia.

La celebración del Día Mundial de la Naturaleza este 3 de marzo permite tratar en el aula temas importantes como la necesidad de salvar la diversidad de la naturaleza o el objetivo de acabar con el hambre. Para que toda la población tenga acceso a una alimentación digna, un consumo responsable y que el planeta cuente con una vida más duradera, hay que sembrar biodiversidad.

Proteger la biodiversidad de la Tierra es importante no solo para evitar que haya hambre en el mundo, sino también para que la naturaleza mantenga su equilibrio. Definir la estabilidad ecológica a nuestro alumnado no es complicado: se alcanza cuando las relaciones entre quienes viven en el planeta –es decir, las especies animales y vegetales– se estabilizan.

La biodiversidad es fundamental para la supervivencia del planeta, y respetarla clave en el camino hacia la sostenibilidad.

Vamos a centrarnos en las distintas especies de plantas y animales que comemos. El chocolate, el trigo, el café y los plátanos tienen algo en común: todos ellos son alimentos que están en peligro de extinción. Si no se cambian las cosas y no se respeta más el medioambiente todos podrían desaparecer. Así, tendríamos que decir adiós al plátano de la merienda o al cacao del desayuno.

Algunas cifras señalan que el 75% de las variantes de semillas agrícolas ya han desaparecido, haciendo que los cultivos sean mucho menos diversos y que algunas variedades de alimentos que se comían hace décadas ya no existan. De este modo, desaparecen para siempre sabores y especies, rompiendo el equilibrio de la vida silvestre y marina del planeta. Igual que nosotros ya no podemos conocer plantas y animales que nuestros abuelos sí tenían, quienes vivan décadas después –si no cambian las cosas– podrían perder todavía más materias y recursos naturales.

Varias son las iniciativas que trabajan para potenciar la biodiversidad y para crear una memoria colectiva de la riqueza de la naturaleza y la vida en la tierra. En clase, por ejemplo, se puede explorar el índice de los alimentos incluidos en el llamado Arca del Gusto: un listado de más de 1.500 productos en peligro de desaparición recopilados por el movimiento Slow Food. Su lista de España incluye materias primas llegadas desde diferentes comunidades autónomas, desde la acelga enana de Derio hasta el tomate cuarentena de Valencia.

Recuperar alimentos del pasado es posible: en Galicia, en Murcia o en Cuenca diferentes iniciativas lo están logrando.

En algunas regiones se está trabajando ya para que algunas de esas variantes se vuelvan a consumir. La Misión Biológica de Galicia, organizada por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ya ha puesto nuevamente a disposición para el cultivo más de 1000 semillas que incluyen desde habas hasta uvas. El Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario, así como el chef Pablo González Conejero están recuperando berenjenas o pimientos autóctonos. En la provincia de Cuenca, por ejemplo, el chef Jesús Segura emplea olvidadas legumbres tradicionales cosechadas ahora por una iniciativa de la Consejería de Agricultura castellano-manchega.

Asimismo, preguntar a las millones de personas de más edad por sus formas de vida y por aquellos productos que ellos comían y ya no existen puede ayudar a seguir los mismos pasos de esos chefs desde el colegio. Otra vía para comprender la importancia de la biodiversidad con tu alumnado desde la escuela es el documental Sembrando el Futuro, un proyecto de El Celler de Can Roca y el BBVA, que habla de cómo se pueden recuperar estas materias y por qué conservar la biodiversidad es tan importante. Preguntemos a nuestro alumnado qué les gustaría recuperar a ellos.

Texto por: Raquel C. Pico