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Wangari Maathai: la Nobel de la Paz y el cinturón verde de África

Wangari Maathai

Wangari Maathai fue la primera mujer africana en ganar el Premio Nobel de la Paz en 2004. Fundó el Movimiento Cinturón Verde y plantó 47 millones de árboles. Diez años después de su fallecimiento, contamos su historia, un gran ejemplo para mostrar en el aula, inspirar al alumnado y comprender la relación tan estrecha entre la paz y la sostenibilidad.

Tolerancia, solidaridad y empatía son los tres ingredientes principales para promover sociedades justas, prósperas e inclusivas en las que la ciudadanía pueda vivir en armonía, sin peligros. Ese es uno de los resultados que el Objetivo 16 incluido en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) busca alcanzar en las próximas décadas y que cada mes de septiembre, desde las Naciones Unidas se quiere recordar celebrando el Día de la Paz.

Lo cierto es que la salud del planeta y la convivencia pacífica de nuestras sociedades están íntimamente relacionadas. Estar en guerra entre nosotros es declarársela también al planeta. ¿Cómo mejorar el medio ambiente cuando los esfuerzos se destinan hacia el daño en lugar del cuidado? La historia de la bióloga keniana Wangari Maathai (1940-2011), primera mujer africana en ganar el Premio Nobel de la Paz en 2004, sirve de relato perfecto para comprender la urgencia de la paz a fin de garantizar la sostenibilidad de nuestra convivencia. Maathai nunca tuvo miedo de abrirse un camino en la política africana para salvaguardar los derechos humanos, la emancipación de las mujeres, la no violencia, la democracia y, por supuesto, el medio ambiente.

Conocida como la ‘Mama Titi’ (Mamá de los Árboles), nació en Ihithe, un pueblo central de Kenia que, por aquel entonces, era colonia británica. Pronto empezó a despuntar: se licenció en Biología en Estados Unidos para, posteriormente, ampliar sus estudios en Pittsburg, Alemania y en la Universidad de Nairobi, convirtiéndose en 1971 en la primera mujer africana en obtener un doctorado. Decía que los únicos que podían inspirar al ser humano eran los que habían abandonado esta vida sin dejar de trabajar por la de otros, y ella dedicó hasta el último día de la suya para dejar en herencia un mundo (un poco) mejor.

La educación, si algo supone, no debería alejar a las personas de la tierra, sino inculcarles más respeto por ella

Un gran ejemplo de su acción está en el Movimiento Cinturón Verde, una organización no gubernamental fundada por Maathai en 1977 con el objetivo de garantizar la seguridad económica de los países en vías de desarrollo y luchar al mismo tiempo contra la deforestación, la economía y la sequía. Las semillas otorgaron independencia (especialmente, económica) a todas aquellas mujeres en un contexto muy desigual. Cuando murió ya ascendían a 47 millones los árboles plantados y gestionados por 35.000 mujeres del continente africano en más de 13.000 viveros apoyados por el Movimiento.

Maathai fue también directora del Departamento de Anatomía Veterinaria en Nairobi, donde participó en las actividades del Consejo Nacional de Mujeres de Kenia, que posteriormente presidió entre 1981 y 1987. Más tarde, ya entrados los 2000, la activista fue elegida miembro del Parlamento de Kenia y viceministra de Medio Ambiente.

Con su altavoz político en mano, Maathai siempre defendió la importancia de la educación para construir sociedades más democráticas, sostenibles y diversas. Desde su tarima, la docente universitaria insistía en encaminarse para cuidar a un país que se adentraba en el autoritarismo y abandonaba la salud de los ecosistemas. En sus memorias escribió que «la educación, si algo supone, no debería alejar a las personas de la tierra, sino inculcarles más respeto por ella, porque las personas educadas están en posición de entender lo que se está perdiendo. Como les decía a los silvicultores y a las mujeres: no necesitáis un diploma para plantar un árbol».

En 2020, el Movimiento Cinturón Verde consiguió superar los 50 millones de árboles plantados en Kenia

Pero sus batallas en las altas esferas no fueron únicamente dialécticas. La oposición al presidente de Kenia, Daniel Arap Moroi –quien gobernó el país con mano de hierro durante varias décadas y llegó a calificar a Maathaai como «una amenaza para el Estado»-, así como los constantes enfrentamientos por motivos medioambientales y de derechos humanos se tradujeron para nuestra protagonista en numerosas visitas a la cárcel. No obstante, gracias a Maathai se evitaron grandes daños medioambientales como la construcción de un rascacielos en el mayor parque natural de Nairobi o la privatización de una parcela en la capital keniana para construir chalets.

«Si uno desea salvar el entorno, primero hay que proteger al pueblo. Si somos incapaces de preservar la especie humana, ¿qué objeto tiene salvaguardar las especies vegetales?», se preguntaba la activista keniana en una de sus últimas entrevistas. La semilla de la sostenibilidad plantada por Maathai sigue enraizando en nuestra actualidad: en 2020, el Movimiento Cinturón Verde consiguió superar los 50 millones de árboles plantados en Kenia, poniendo algo de freno a un problema tan profundo en la zona como lo es la deforestación. Además, la institución ha ampliado sus ramas de acción y promueve la conciencia medioambiental a través de proyectos centrados en la educación, los derechos, la seguridad alimentaria, la nutrición y los safaris ecológicos.

Y, si la vida de Wangari Maathai está en los árboles, su eco puede resonar en las aulas para construir los mejores deseos para el Día de la Paz. Libros como Seeds of Change, Wangari Maathai: la mujer que plantó millones de árboles o Wangari y los árboles de la paz sirven de ventana a la extraordinaria carrera de la activista y al mundo que quería dejar como legado.

Hasta que caves un agujero, plantes un árbol, lo riegues y lo hagas sobrevivir, no has hecho nada. Sólo estás hablando

Para alumnos un poco más mayores (10 a 12 años), existen varios materiales didácticos con los que trabajar la lucha de Maathai por los derechos humanos y el medio ambiente. Y si los profes preferís optar por algo más visual el Movimiento Cinturón Verde pone a vuestra disposición el documental biográfico Taking Root: The Vision of Wangari Maathai cuyo visionado podéis completar luego, si contáis con el tiempo y el espacio necesarios, con la plantación de varias semillas en honor a esta bióloga que una vez dijo: «Hasta que caves un agujero, plantes un árbol, lo riegues y lo hagas sobrevivir, no has hecho nada. Sólo estás hablando».

Desde Naturaliza os proponemos un recurso didáctico que nos permite continuar con el legado de Wangari Maathai en el aula. Se trata de la salida fuera del aula Sembrando biodiversidad, dirigida a alumnado de 5º de Primaria, y que tiene como principal objetivo la restauración de un espacio degradado, ya sea dentro o fuera del centro educativo, y replantar especies autóctonas. Porque un suelo sano ayuda a mitigar el cambio climático, favorece la biodiversidad y estimula el bienestar humano. Ayuda a construir un mundo mejor.

Texto: Cristina Suárez