Parar, escuchar. Como especie, como sociedad, como ciudadanos. Somos una audiencia frente a un escenario abarrotado de retos ambientales por resolver a lo largo de este siglo –como la transición energética, la protección de la biodiversidad o la economía circular–, y solo podremos entender lo que el planeta nos pide si prestamos atención desde nuestras butacas, listos para levantarnos y ponernos manos a la obra. Este es el objetivo de la Fundación Conama, una entidad que nació hace casi veinte años con la misión de contribuir a crear alianzas sólidas entre gobiernos, el sector privado y –como no podía ser de otra manera– ciudadanía para transformar la línea narrativa de la historia de la humanidad. Todo ello desde el diálogo. Por eso, la entidad lleva quince años celebrando el Congreso Nacional de Medioambiente, un evento anual de varios días donde todos los agentes sociales se encuentran en un espacio en el que dialogar, debatir, proponer y resolver. Desde biólogos a economistas. Desde profesores hasta empresarios. ¿El objetivo? «Poner la vida, la salud y el planeta en el centro de nuestras decisiones», resuelve Alicia Torrego, física y directora de la fundación. Su última edición finalizaba el pasado 3 de junio, momento que aprovechamos para hablar con ella.
Última Hora Ambiental. Estáis a un lustro de cumplir dos décadas celebrando vuestro Congreso Nacional de Medioambiente, generando una red resistente en el sector ambiental. Echando la vista atrás, ¿qué ha cambiado en todos estos años?
Alicia Torrego. Empezamos con la Fundación en 1992 y nos acercamos a los 20 años como testigos de una transformación de un sector que se gestó en las cuestiones ambientales más tradicionales (como la calidad ambiental o la conservación de la naturaleza) y al que se han ido sumando numerosas disciplinas que han convertido el medioambiente en un vector de desarrollo a nivel integral. A lo largo de todas estas ediciones del Conama hemos visto un importante cambio de los actores invitados: ya no solo son biólogos y ecólogos, también economistas, urbanistas, arquitectos, profesionales de la industria, profesores, responsables de inversiones… Es decir, representantes de todo tipo de ámbitos sociales. Aunque, en realidad, ese siempre fue nuestro propósito. El Conama nació de la mano de físicos y biólogos con el objetivo de trasladar el debate de la Declaración de Río [sobre el Medioambiente y el Desarrollo], que reunió bajo un mismo mensaje a 193 países, al contexto español. Y, a día de hoy, ya no solo vemos implicados únicamente a los departamentos ambientales, sino a todo el mundo.
UHA. ¿Ha costado conectar con ellos?
AT. Recuerdo en los primeros años que ya existían grupos de trabajo donde había una apelación clarísima para construir una ciudad más justa y sostenible, por ejemplo. Ahí se veía que hacía falta llegar a los departamentos de urbanismo, que antes consideraban las cuestiones medioambientales como algo fuera de su alcance o de su obligación. Como algo secundario. Ver que ahora se incorpora en la planificación urbanística el espacio público, las herramientas inspiradas en la naturaleza y la calidad ambiental como base es todo un avance.