Cada 3 de junio se celebra el Día Mundial de la Bicicleta, y esta vez lo hacemos en un momento en el que, como medio de transporte, está más de actualidad que nunca. Y es que incluso el día 5, Día Mundial del Medioambiente, podemos seguir reivindicando la bici como el elemento clave de la movilidad sostenible. En plena transformación verde de nuestra forma de vida, la bicicleta se revela como el medio de transporte ideal para las ciudades –aunque en el entorno rural tampoco se olvidan de ella–. Pero ¿a qué se debe? La respuesta es simple: es el menos contaminante y el más sano. Te damos cinco claves de por qué esa bici que nació a mitad del siglo XIX marcará la manera en que nos movamos en el siglo XXI.
Porque es bueno para la salud… en más de un sentido
Con un estilo de vida cada vez más sedentario, donde la obesidad infantil aumenta además del auge de la comida rápida y de la comida basura, la bicicleta es el único medio de transporte –sin contar nuestras piernas– que incorpora la salud en su propio uso. Pero, además, lo hace en muchos sentidos: una ciudad y colegios con menos coches es una urbe con mejor calidad de aire y menos ruido. Ya estamos comprobando cómo nuestra salud empeora o cómo la polución enferma nuestros pulmones. Incluso existen estudios que aseguran que la contaminación en las ciudades debilita nuestra salud mental o puede llegar a disminuir el coeficiente intelectual. Un mundo de ciudades en bicicleta es un mundo más sano.