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Aprendiendo las claves de la eficiencia energética

Eficiencia energética

¿Qué es la eficiencia energética? ¿Por qué es necesaria? ¿Cómo podemos implementarla en el día a día? La UE promueve el fin de la obsolescencia programada, el derecho a la reparación y un nuevo etiquetado para ayudarnos a tener hogares y escuelas más sostenibles.

La eficiencia energética se define como el uso de energía de manera controlada con el objetivo de reducir todo lo posible la cantidad utilizada como por ejemplo en los colegios. Algunas de las maneras más conocidas para conseguirlo son las bombillas de iluminación LED o un buen aislamiento para que no escape el calor de la calefacción. Reduciendo el consumo de energía al mínimo necesario para cada caso ayudamos a combatir la crisis climática reduciendo nuestra huella de carbono, una de los prioridades en las agendas de las instituciones europeas.

Eficiencia energética: la nueva etiqueta energética 

En los últimos años la Unión Europea ha promovido una serie de reformas legales para obligar a que los electrodomésticos u otros elementos de consumo eléctrico tengan un etiquetado claro que explique al usuario la eficiencia de lo que está adquiriendo. El nuevo etiquetado incluye siete categorías, de la A a la G, siendo la primera la que menos energía consume y la última la que más.

Si reducimos el consumo de energía al mínimo necesario para cada caso ayudamos a combatir la crisis climática

Además, según el electrodoméstico se añade una serie de informaciones básicas que debe cumplir, en función de su consumo de agua, gasto eléctrico o contaminación acústica. Por ejemplo, en el caso de los frigoríficos se incluye la capacidad del congelador y el refrigerador en litros, datos que marcan su eficiencia energética: su utilidad depende de la comida que podamos almacenar en él. Pero también el ruido que produce en decibelios y el consumo energético anual en kilowatios por hora, que determina tanto el gasto económico como la huella de carbono.

Los datos se adaptan al uso de cada electrodoméstico. En televisores se debe aclarar la diferencia de consumo en kilowatios por hora entre la imagen estándar o la HD por cada 1.000 horas. En las lavadoras, en cambio, se marca el consumo energético ponderado y según el programa ECO que gaste menos agua. Los lavavajillas también deben aclarar el consumo de agua –¿cómo de eficientes serían si la malgastasen cuando estamos intentando ahorrar?– y, de nuevo, el ruido en decibelios. Porque, no nos olvidemos, la ausencia de contaminación acústica hace que dichos aparatos nos procuren un mayor bienestar.

La eficiencia energética no se trata solo de gastar menos electricidad, sino de saber aprovechar la que se usa

El derecho a reparar: contra la obsolescencia programada

Pero, además, la Unión Europea ha introducido otro cambio clave, que afecta a los usos domésticos, pero también a elementos como ordenadores, tablets o móviles: el derecho a reparar. En un futuro cada vez más cercano, las etiquetas de casi todos los objetos tecnológicos que consumamos incluirán una puntuación de reparación similar a la de la eficiencia energética. Esta se calculará basándose en la vida útil que se estima para el producto, la posibilidad de reparar sus piezas y las garantías que incluyen tanto el producto como las piezas de recambio que se utilicen en las reparaciones. Una información más que necesaria para promover la reutilización, luchar contra la obsolescencia programada –o el fin de vida útil de un producto que el fabricante ha determinado de antemano–  y avanzar hacia la economía circular.

La eficiencia energética en los centros educativos

La eficiencia energética, como vemos, es un concepto con el que ya estamos conviviendo incluso en nuestra vida cotidiana. En los centros educativos tiene una traducción muy directa en esa pelea por la reutilización, reparación y aprovechamiento de los consumos tecnológicos, que vienen a ser una actualización del compartir libros de épocas más analógicas.

Ya es habitual que los nuevos colegios sean edificios inteligentes diseñados para aprovechar al máximo sus características para resguardarse del frío en invierno y el calor en verano, también según la zona geográfica. Así que, conociendo algunos principios de la eficiencia energética, como la rapidez a la que se pueden calentar las aulas y la energía necesaria, los revestimientos o cierres que impiden que se escape la temperatura y la mantienen o similares, se puede estimar de manera adecuada para explicar en clase la capacidad concreta de nuestro centro. Algo que, además, debe ir de la mano de la adquisición de hábitos de consumo responsables.

El etiquetado promueve la reutilización, la lucha contra la obsolescencia programada y el avance hacia la economía circular

Lo mismo para la eficiencia de las luces –fundamental en muchos centros en los meses de invierno con menos sol– o la mencionada obsolescencia programada. La formación en el ahorro energético, al final, es un concepto integral que afecta a aspectos muy diversos y que se podría resumir en que se no se trata solo de gastar menos electricidad, sino de saber aprovechar la que se usa.

En el proyecto trimestral para 5º de Primaria Sostenibilidad buscamos promover el consumo consciente de energía, materiales y aparatos mediante el análisis y la comprensión de su huella ambiental y la capacidad de la Tierra para asimilar sus impactos. En concreto, en las sesiones 13 y 14 profundizamos en el etiquetado y eficiencia energética de los electrodomésticos.

 

Texto: Jose A. Cano