Miedo, enfado, tristeza. Esas son las tres emociones que expresaron medio centenar de niños y niñas de 11 años en un estudio realizado en Denver (Estados Unidos) cuando se les preguntó cómo se sentían al oír a los mayores hablar sobre el cambio climático y los problemas ambientales, así como sus consecuencias. Nadie debería tener miedo a que su planeta desaparezca, y mucho menos a una edad tan temprana. Jóvenes activistas como Activistas como Greta Thunberg no han dejado de remarcar, porque la crisis climática no es culpa de los niños y, sin embargo, son los que más la están sufriendo. Una encuesta realizada por las Naciones Unidas lo deja claro: el 73% de los jóvenes del mundo asegura haber experimentado ya alguno de los efectos del cambio climático.
Partiendo de esta premisa, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y Naturaliza, el proyecto de Educación Ambiental de Ecoembes, acogieron entre el 16 y el 19 de noviembre a expertos y expertas en materia de Psicología y Educación Ambiental para hablar sobre los procesos de la formación de la conciencia ecológica en la infancia, así como de los vínculos entre las experiencias de contacto con la naturaleza. Estas jornadas, dirigidas por José Antonio Corraliza, catedrático en Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid, y Silvia Collado, profesora e investigadora de la Universidad de Zaragoza, además, profundizan en el compromiso ambiental desde las etapas más tempranas y analizan el efecto que la degradación ambiental a la que nos enfrentamos provoca sobre la salud y el bienestar infantil.