Estos incendios forestales son —a cuál más destructivo— capaces de paralizar al mundo y de generar un debate político incluso a miles de kilómetros de la tragedia. Australia, California, España, el Congo, Siberia, Chile, Indonesia o el Amazonas son algunos ejemplos de estos sucesos a gran escala que amenazan con convertirse en la nueva normalidad climática.
Aunque, de manera aislada, no se puede decir que los incendios son producidos por el aumento del calentamiento del planeta (o, al menos, no hasta que se lleve a cabo su correspondiente estudio de atribución), la ciencia del clima prevé que, a medida que el calor terrestre aumente, aumentará la frecuencia y virulencia de estos eventos extremos. La fórmula es simple: a más calentamiento, más largos son los veranos, más se secan los bosques, y, por tanto, más fácilmente arden.
En 2019 aumentó el riesgo de incendios forestales
El 2019, que ha sido el segundo año más cálido a nivel global desde que existen registros (sólo lo supera 2016) quedó especialmente marcado por las llamas. Según la plataforma Global Forest Watch Fires (GFW Fires) en 2019 hubo en todo el mundo más de 4,5 millones de incendios con un alcance superior a un kilómetro cuadrado. Eso son 400.000 más que en 2018.