Todas las miradas están puestas en estos próximos años, porque será entonces cuando las energías renovables tendrán que dar un salto y ser la solución frente al cambio climático, pero también al agotamiento de los combustibles fósiles y a la dependencia de ellos de muchos países (por ejemplo, España depende en un 70% de la energía que importa desde el exterior).
Más allá de los costes, la legislación a nivel europeo y también mundial presionan cada vez más a la comunidad internacional para que apueste por las energías renovables. En el panorama más global, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas apuntan a un escenario futuro impulsado por las energías limpias. “Para alcanzar el ODS7 [Energía limpia y asequible] para 2030, es necesario invertir en fuentes de energía limpia, como la solar, eólica y termal y mejorar la productividad energética”, asevera la ONU.