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Hay sequía en España: Tres años de falta de agua continuada

sequía en España

Uno de estos efectos más visible está siendo el cambio en el ciclo de lluvias. Está provocando el avance de la sequía que cada vez es más constante en el Planeta, entre ellas Brasil, India o España.

Hay sequía en España, y también en el mundo. El calentamiento global está provocando efectos que comienzan a hacerse visibles no sólo en el Círculo Polar Ártico, donde el derretimiento del hielo está alterando por completo los ecosistemas (y a las personas que vivimos en ellos), sino también en muchas otras regiones a lo largo y ancho del globo: del sur de Estados Unidos hasta el Pacífico sur, pasando por el Caribe e incluso Europa.

Uno de estos efectos más visible está siendo el cambio drástico en el ciclo de lluvias, lo que está provocando el avance de la situación de sequía que cada vez es más constante y recurrente en muchas zonas de Planeta, entre ellas Brasil, India o España.

Sequía: menos lluvia y pantanos secos

Dentro del Viejo Continente, España es, por su posición y características climáticas, el país más vulnerable ante este fenómeno. y ya empieza a mostrar los primeros problema de agua. Una de las consecuencias más severas es —y se proyecta que será— la falta de agua.

Los datos de la agencia estatal de meteorología aemet, ya sirven para anunciar la mala situación a la que nos enfrentaremos en un futuro más cálido. El año hidrológico 2018-2019 ha concluido con un 17% menos de precipitaciones respecto a la media anual histórica en este país, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica. Es el tercer año más seco de la década, y el cuarto más seco del siglo XXI. Incluso tras las lluvias torrenciales que cayeron durante la DANA o gota fría que afectó principalmente al sureste español en septiembre, el aporte hídrico no ha sido suficiente para que los embalses se pudieran recuperar.

Actualmente las reservas hídricas al 40% de su capacidad

Aunque esto se debe en buena parte a la gestión de los recursos hídricos, el aumento en las temperaturas y el cambio climático, también ha propiciado la evotranspiración (aumento en la pérdida de humedad por evaporación directa), que ha contribuido a la bajada en el nivel del agua almacenada . Actualmente hay un 22,67% menos de agua embalsada en comparación con hace un año, con las reservas hídricas al 40% de su capacidad.

El sector agrícola usa actualmente el 67% del agua disponible en España

La situación en algunos enclaves de la península es aún más dramática. El pantano de Yesa, entre Navarra y Aragón, está al 17% de su capacidad. El río de Medina del Campo, en Valladolid, está totalmente seco, y lo mismo ha pasado en Badajoz, en el pantano de Las Culebras, prácticamente seco tras años de escasez de lluvias. Los vecinos de la localidad —Valencia del Ventoso— dependen de un camión cisterna para todas sus necesidades hídricas. Dada la actual coyuntura, el acceso a agua en el pequeño municipio de 2.000 habitantes se ha restringido a cinco horas diarias.

La matriz de consumo en España no ayuda a afrontar este tipo de crisis hídricas, que serán más frecuentes en el futuro. Según los datos que maneja la auditora y consultora PWC, plasmados en el informe “La gestión del agua en España: análisis y retos del ciclo urbano del agua”, el sector agrícola usa actualmente el 67% del agua disponible en este país. El industrial y energético, por su parte, consume el 19%, mientras que el 14% restante es lo que utilizan las ciudades para uso cotidiano.

La buena noticia es que, a nivel particular, el consumo medio por habitante se ha rebajado en los últimos años. La Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) estimó que en 2018 el español medio usó 132 litros diarios (cifra igualmente elevada), siete litros menos que los que usó en 2016, según la misma fuente.

El precio del agua en España está entre los más bajos de Europa. Esto supone un problema, opinan los expertos, puesto que el precio no cubre los costes reales de la gestión del agua y tampoco sirve para desincentivar el desperdicio de este valioso recurso.

La crisis hídrica afecta  especialmente a España

Formas de ahorrar agua

Con todo, siempre se pueden tomar medidas para reducir el consumo.

Por ejemplo, tomar duchas cortas —no más de cinco minutos, que es lo aconsejado por la Organización Mundial de la Salud  (OSM) para combinar higiene y sostenibilidad—, cerrar el grifo al lavarse los dientes o afeitarse, estar pendiente de posibles fugas, sólo dejar correr el agua del grifo al enjuagar los platos (mantenerlo cerrado mientras se enjabonan), y hacer lo mismo cuando nos lavamos el pelo o el cuerpo.

Aparte de estas pequeñas —aunque importantes— acciones, se puede ir un paso más allá e instalar mecanismos de ahorro, como son los perlizadores en los grifos. Estos sistemas mezclan el aire con el agua y disminuyen así el caudal que sale por el grifo. Son muy efectivos para ahorrar agua: se calcula que estos mecanismos, que consisten en un tapón con forma de colador que se coloca fácilmente sobre los grifos, pueden ahorrar entre el 40 y el 60 por ciento del agua.

Por otro lado, asegurarse de tener electrodomésticos con etiquetas A+, A++ o A+++ también contribuye enormemente a reducir el consumo. Sobre todo si la lavadora y el lavavajillas es eficiente se podrá lograr hasta un 50% de ahorro de agua.

Se calcula que para 2025 hasta 3.500 millones de personas podrán sufrir escasez hídrica

La crisis hídrica es un problema local, que afecta como vemos especialmente a España en el marco europeo, pero se trata también de un desafío global. El  World Resources Institute (WRI) elaboró este año un atlas de estrés hídrico que ponía de manifiesto qué países están expuestos a mayores riesgos de sufrir escasez de agua. España estaba en el número 28 del ranking, con un nivel “alto” de estrés. Los 17 países más afectados por este problema alojan actualmente a un cuarto de la población mundial, y el WRI calcula que para 2025 hasta 3.500 millones de personas podrán sufrir escasez hídrica.

Texto: ICS Comunicación